sábado, 27 de abril de 2013

Buenas noticias

Hola a todos. Sólo quiero daros las gracias a todos aquellos que seguís interesándoos por mi estado de salud.  Os cuento:
El jueves terminé, por ahora, el tratamiento de radioterapia y de quimio y ME DEJAN DESCANSAR durante un mes para reponer fuerzas, que andan algo mermadas.
También  me hicieron análisis y los resultados ESTÁN MUY BIEN. Lo cual es un triunfo porque a estas alturas del tratamiento, lo normal es estar agotada y yo sigo resistiendo y con energía suficiente para dar largos paseos.

jueves, 25 de abril de 2013

Mi madre: una mujer especial (1)

Sí, mi madre siempre fue una mujer especial, con carisma. Sus clientas confiaban en ella y le contaban muchos de sus secretos, tanto los confesables como, en muchas ocasiones, los inconfesables.

Tenía una amiga y clienta, la Señora P. que tenía varios hijos y todos ellos varones. Por razones genéticas o por cualquier otra causa que yo desconozco, todos los hijos eran un tanto raritos, por lo que la Señora P. estaba convencida de que el día que ella faltara, su casa sería un verdadero cáos.

La Señora P. sabía que su amiga tenía una relación un tanto suigéneris con su dios; aunque frecuentaba la iglesia e iba a misa todas las fiestas de guardar, no era mojigata ni amiga de dar demasiadas charlas.

LLegó un momento en que la Señora P. le pidió que intercediera entre ella y su dios. Se trataba de que le explicara, en primer lugar, que si no iba a la iglesia era por no arreglarse y cambiarse de zapatillas, y que era evidente que no tenía nada contra él. Además de este encargo, tenía que pedirle al cura que, cuando muriera, en vez de enterrarla en el cementerio, que, por favor, dejaran reposar su cuerpo en un agujero debajo de la escalera de su casa, para así seguir poniendo orden en su familia, porque su casa sin ella sería un desastre.

Además de convencerla de lo inadecuado de su petición por cuestiones sanitarias, no sé cómo lo haría mi madre ni qué le contaría de su intercesión, pero cuando la Señora P. murió, se marchó tranquila. Seguramente su amiga le había contado la charla que había tenido con su dios y, como confiaba en ella, abandonó este mundo convencida de que todos sus hijos quedaban a salvo.

domingo, 21 de abril de 2013

Encuentro femenino en septiembre.

Todos los años en nuestra casa, a finales de septiembre, se organizaba algo llamado "limpieza general" .Yo siempre lo odié porque tal como se hacía, me daba la impresión de que la casa se convertía en un cáos y se desorganizaba todo, entre otras cosas mi propia vida. Se sacudían mantas, cortinas, toda la casa se llenaba de gente, etc.
Para este gran evento anual, se desplazaban del pueblo de al lado a nuestra casa, Quica y su hermana Carmen para hacer dicha limpieza. Este evento duraba varios días.
La señora de la casa, mi madre, no se unía al resto para limpiar, ella  ya tenía sus propios quehaceres. Sólo acudía cuando oía demasiada conversación con el fin de poner algo de orden . Supongo que se trabajaba duro aunque yo no lo recuerdo así, pero también se reía mucho.
A Quica le gustaba leer  y, como ella no tenía libros y en mi casa sí había, aprovechaba aquellos encuentros para llevarse lectura durante un tiempo a la suya. Lo que más le gustaba leer eran grandes historias de amor,  especialmente La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas.
Mientras ella limpiaba, me pedía que yo le leyera, casi siempre el mismo fragmento. Por supuesto era el momento en que Margarita, la protagonista, está a punto de morir; mientras tanto Quica, llevada por la emoción del momento, lloraba a moco tendido.
Recuerdo que el libro era una edición del Círculo de Lectores. Según ella era la más bella historia de amor jamás escrita. Nunca supe si conocía o había leido muchas, pero sí es cierto que sin importar el número de veces que la leyera, siempre le emocionaba por igual.